lunes, 28 de noviembre de 2011

Nadando entre recuerdos



¿Qué recuerdan los niños pequeños? 

Lo que nos queda gravado en la memoria de nuestra primera infancia, por lo menos en mi caso, más que películas son imágenes, fotogramas en Super 8. Una cara con una sonrisa, mi madre recién salida de la peluquería con una enorme cabeza llena de rizos, una perrita persiguiéndome en un jardín por haber acariciado a uno de sus cachorros, yo cayéndome en una enorme hermosa piscina. Me veo bajando hacía el fondo como un caballito de mar, mirando las paredes azuladas, asombrándome por mi visión submarina. Y finalmente veo dos brazos larguísimos llegar desde lo alto, los  veo agarrarme y subirme hacía la superficie. Lo que no recuerdo es la cara que debía tener mi madre cuando los brazos de mi salvador me entregaron a los suyos. Pero puedo imaginármela.



Así que cuando mi bebé cumplió los 6 meses reglamentarios, ya estaba apuntándome a los cursillos de natación! Una de mis mejores experiencias. 

Es increíble lo bien que se les da a los bebés relacionarse con el agua.
Ya me había dado cuenta en la bañera de casa, viéndola disfrutar como un pececito en un estanque, pero meterla en la piscina municipal fue como devolverla a su elemento natural. Y los progresos fueron sorprendentes. En unas semanas vi a mi pequeña sumergirse varios segundos, cruzar con mi ayuda un aro bajo la superficie del agua, agarrarse con sus manitas al borde de la piscina riendo como su fuera la cosa más divertida en el mundo. Y lo era.. ¡también para mi!

Si todo eso ya me parecía milagroso, habría que imaginar mi asombro mirando a una de las madres con su hija un poco mayor que la mía. Más que una niña, era una sirenita, que ya nadaba con elegante soltura desde el borde de la piscina a los brazos de su madre y al revés. Que se sumergía y emergía a su gusto, mientras su progenitora le guiaba suavemente con gestos y palabras. Pensé que tenía un talento natural, y era verdad. Pero también era verdad que su madre, Marga, resultó ser una profesional de la natación infantil y conocerla fue todo un descubrimiento. 

He aprendido mucho y mucho me queda por descubrir, de lo que estoy segura es que de aquí a muy poco mi pequeña nadará mejor que yo (lo que no es tan difícil, hay que admitirlo), que no tendré los miedos que tenía mi madre cuando me veía cerca del agua y que cada vez que vamos a la piscina nos hacemos un regalo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario